Apareció originalmente en el /Autonomía #44 de La Jornada Aguascalientes del día 9 de Junio. Con el título "Los perdedores del #YoSoy132" le dejo al post el título original para evitar que anden troleando sin leer.
El simulacro electoral que estaba planeado llevarse a campo en el campo universitario de
la UAA, se canceló, lo que desde mi punto de vista es una derrota de la
sociedad hidrocálida en su conjunto.
Para este tipo de ejercicios el mejor referente, es el
reciente simulacro electoral de la UNAM que funcionó de la siguiente manera: entre Ciudad Universitaria, las FES de Aragón, Acatlán, Cuatitlán,
Iztacala, Zaragoza y afuera de las estaciones de metro Copilco y Universidad,
se instalaron 25 casillas.
Entre esas casillas se repartieron 25 mil boletas, sin los
logos de los partidos, solo las imágenes de los candidatos. El padrón que se
usó fue que se construyó conforme quienes llegar a participar en el simulacro
se inscribían, pues el padrón de estudiantes de la UNAM no es público.
El número de boletas y su distribución, frente a una
población de estudiantes de la UNAM que este año pasó los 223 mil. Junto con el
hecho de que quienes participaban lo hacían por su voluntad, se puede
argumentar que el resultado no es muestra representativa (hablando en términos
estadísticos) de la población total UNAM.
Tampoco podemos pensar, obviamente, que una universidad del
nivel académico de la UNAM sea representativo de una sociedad con bajos niveles
de educación (según CONEVAL en 2010 solo el 41.11% de la población mayor de 15
años, tenía la educación básica incompleta).
Sin embargo, llevar a cabo un ejercicio democrático de ese
tipo es socialmente mucho más saludable que cancelarlo. Como fue el caso del
simulacro en la UAA, que se manejó, al menos en un primer momento, no tenía una
metodología que asegurará resultados representativos.
Si vemos la dinámica de los simulacros universitarios, no
solo de la UNAM, podemos darnos cuenta que ninguno lo es, y tampoco son
avalados por el IFE. Y es que su objetivo no
es representar a una sociedad o segmento de ella, el objetivo es
fomentar la participación democrática, solo eso. (tan simple y tan complicado).
Los grupos inmiscuidos perdieron, todos. Los grupos que se
llevan bien y forman parte del actual modo de gobierno, perdieron así: el JFR
dejó ver su verdadera naturaleza, atacó de manera autoritaria y antidemocrática
(ya no se diga revolucionaria) un ejercicios ciudadano, atentando incluso con
el supuesto decálogo que maneja EPN.
La otra parte de ese grupo, FEUUA, que muchos de sus
integrantes participan públicamente en evento en pro de candidatos del
PRI. Emite una especie de comunicado
donde dice manifestarse en pro del voto informado, pero lo hace
convenientemente tarde, cuando la comunidad estudiantil se encuentra en exámenes
finales y ya no es posible llevar a cabo ni un simulacro ni alguna acción real
que fomente la participación democrática y/o el voto informado.
Otro grupo, opuesto a estos dos, que también perdió, fue el
conformado por el Comité J. Pani y los #YoSoy132 que no fueron capaces de
organizarse y llevar a cabo el ejercicio del simulacro electoral.
Los dos grupos, conformados por jóvenes, son casi todos los
representantes de la sociedad hidrocálida del futuro cercano. Se pelearon y
descalificaron pero al final, no pasó nada. Triunfó la apatía que nutre, entre
otras cosas, la anomia social que vive Aguascalientes y México.
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