Originalmente este texto apareció en /Autonomía #42 de La Jornada Aguascalientes, el 12 de mayo de 2012.
En ese momento, para evitar seguir la corriente, evité el tema de la edecarne. Que a mucho molestó públicamente, y a mi también. No por que salga una chica con cuerpazo (a mi no me laten las chicas con cuerpos tan falsos, pero igual reconozco que está buena) lo que me molestó la reacción de indignación sobre todo de las chicas que llegan a lo feminazi.
Imaginó que el IFE sabía perfectamente la calidad de debate que se tendría y la manera en que (todos) los candidatos torearan las preguntas para hacer su monólogo publicitario. Y por eso recurrió a la edecarne, sabía que la mayoría de la sociedad reaccionaria inmediatamente y que les funcionaría como una distracción carnal.
Eso daría tiempo para que se calmarán con disculpas del IFE y otros más. Para ya después, con el falso daño a la doble moral de ver una chica con escote, empezarán a "analizar" el debate, pero ya fríos, con otros temas en la agenda electoral y con otros muchos prefiriendo mejor googlear a la edercarne.
Ahora sí, va el texto:
El primer debate del domingo pasado tuvo una pésima
producción en casi todos los sentidos; las cámaras no tenían movilidad, los
documentos que mostraron los candidatos no se vieron bien. El candidato no
tiene porque distraerse en hacer que se vea en la cámara, se supone, que él
tiene toda su concentración en exponer sus propuestas y debatir. Se supone,
porque se supuestamente eso veríamos.
Fueron 120 minutos que pueden resumir lo que pasa en los
sexenios, inició con altas expectativas, hubo momentos de risas involuntaria
por el nerviosismo y errores de los candidatos.
Al final decepción; sentimiento de que nadie ganó (yo perdí 2 followers
en twitter, por eso les afirmó que casi todos salimos perdiendo) lo más optimistas
dice, esperar mejores resultados para el siguiente debate. Suerte para la otra,
a ver si ahora sí. Como la historia de México, a ver si el siguiente presidente
sí nos cumple. A ver si el siguiente mundial sí lo ganamos.
Rubén Márquez escribió: “Como en los buenos relatos: lo
importante del debate estuvo en lo omitido” donde estuvieron los verdaderos
ganadores, los ausentes, como Calderón,
solo una pequeña mención de AMLOve en contra. Nadie más tocó el tema del
ejército en las calles o de los operativos de la policía federal sin límite de
tiempo, sobre eso Carlos Castillo dijo: “la victoria cultural de la actual
administración fue demoledora” Quadri: multiplicar por 10 los efectivos de la
Policía Federal, EPN: crear una gendarmería nacional, JVM: policía con
disciplina nacional” y AMLOve crear una nueva policía federal.
La otra gran ganadora fue Elba Esther Gordillo, nadie la
mencionó, hablaron de problemas en educación superior, como si olvidaran que
esos científicos se forman en las primarias y secundarias. Más aún, ganó puntos
en las encuestas que le aseguran el registro a su partido, perpetuando de otra
forma su poder ya pactado. Su títere, Quadri, ganó simpatía en varios sectores,
basado en datos falsos, se voló la barda cuando dijo que los gobierno panistas
desmantelaron el CISEN, esa es su mayor mentira, en el último sexenio su
presupuesto real se dobló y es probablemente el mejor servicio de inteligencia
en la región.
Seguimos en un mundo de caramelo y fuera de el no existe
nada; nadie menciono el trasfondo internacional del narcotráfico y/o del
mercado de drogas, es más ni usaron esas palabras. Menos, mucho menos el
contexto de la crisis mundial, o no la entienden o no les preocupa.
Tampoco les preocupó responder las preguntas que les
hicieron ¿de qué sirvió que los candidatos tuvieran el cuestionario tiempo
antes al debate? Y el mismo formato del debate no lo obliga a responder. Eso es
lo más grave, las sociedades democráticamente más avanzadas entienden que la
democracia va mucho más allá del voto; se enfocan en la rendición de cuentas.
Quienes estudian la administración pública saben que un
proceso democrático no garantiza que quien llegue al poder gobernará de manera
eficiente, pero quienes no siguen las reglas de ese proceso democrático,
tampoco estarán dispuestos a seguir las reglas que los obliguen a gobernar de
la manera más eficiente posible.
Peor aún, si el sistema mismo no obliga a seguir las reglas,
como lo es responder las preguntas del debate y no cambiar el tema. Tampoco
obligará a gobernar de manera transparente en el uso de recursos económicos y
humanos. Al no existir transparencia no es posible evaluar objetivamente el
desempeño de los gobierno.
Eso lleva a acusaciones de opiniones o de descalificaciones
basadas en dichos y no en hechos objetivos y cuantificables, tal como vimos en
el debate. El actual sistema democrático permite seguir en ese camino, y al
igual que la estrategia ejercito-policiaca y de mala educación, ningún
candidato parece querer cambiar eso.
Después del debate las formas se olvidaron y la pregunta se
centró en quién lo ganó. En voltear a las encuestas que ya funcionan como un
4to poder, sobre lo que Alonso Arreola escribió: “La encuesta le preguntó a 60
mil muertos quién ganó el debate, Ninguno contestó. Todos siguieron su camino
hacia el olvido, decepcionados”.
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